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castillos peninsulares

santa maría da feira


Castillo da Feira tiene un estilo de arquitectura militar gótica y renacentista, y está ubicado en un entorno aislado, sobre la cima de un acantilado, a 170 metros sobre el nivel del mar. La fortaleza medieval actual, se construyó sobre un santuario prerromano. La ocupación musulmana dejó huellas en la mampostería de los muros del castillo. Recuperada por las armas cristianas bajo el mando del conde Enrique, el castillo se convirtió como un punto militar clave en la línea de la frontera.

Tiene planta ovalada irregular, orientado de norte-sur, con paredes de ladrillo y mampostería de piedra. La Torre del Homenaje domina la ciudadela y se construyó a finales del siglo XV. En su interior, hay una gran plaza de armas, vestigio del antiguo palacio del siglo XVII.

La puerta de la Barbacana, contiene el escudo de Pereiras y está protegida por dos torres cuadradas: Al sudoeste está la Torre del búnker, con una carcasa en forma de cúpula, destinada a la zona militar, cuyas paredes exteriores actúan como baterías troneras. A través de la puerta barbacana se accede a la Villa, plaza de armas, y Torre del Homenaje.

Cuando el conde Enrique de Borgoña recibió las tierras del Condado de Portugal (1095) estas incluían los dominios del Castillo de Santa María y del Castillo de Guimarães, el Castillo de Haría y el Castillo de Neiva. Con la muerte del conde y ante la ascendencia del gallego Fernando Pérez de Traba sobre la viuda, la condesa Teresa de León, los señores del sur del río Miño, insatisfechos, se organizaron en torno al joven Alfonso Henriques, que, mientras tanto, se armó caballero (1125).

Parte importante de estos hechos habrían ocurrido en las tierras del Castillo de Santa María bajo el dominio del noble Ermígio Moniz, culminando en la Batalla de São Mamede (Guimarães, 1128). Las tierras de Santa María comprendían, en la época, un extenso dominio que se extendía desde la costa hasta el curso del río Arda y, desde el curso del río Duero hasta el sur de Ovar y de Oliveira de Azeméis. En el testamento de Sancho I, redactado en 1188, este fue el principal de los cinco castillos previstos por el soberano para eventual refugio de la reina cuando fuera viuda y de las infantas.

El 1282, Dionisio I, lo incluyó entre los doce castillos asegurados como arras a su consorte la reina Isabel de Portugal. Más tarde, aún en este período, fue ocupado por las fuerzas de Alfonso IV, en guerra contra el rey, su padre. Una vez celebrada la paz entre ambos, por iniciativa de la Reina Santa (1322), el dominio del castillo (entre otros) fue entregado a Alfonso IV mediante el compromiso de vasallaje hacia su padre. Posteriormente, en 1357, fue nombrado alcaide el noble Gonçalo Garcia de Figueiredo. El rey Fernando I hizo donación de las Tierras de Santa María y su castillo a João Afonso Telo de Meneses, conde de Barcelos (1372), que nombró alcaide del castillo a Martim Correa.

En el siglo XVII se construyó dentro de los muros el Palacete de los Condes de Feira, derribado en 1929, y del que sólo quedan algunas paredes, la escalinata y la fuente. De este mismo período es la edificación de la Capilla de Nuestra Señora de la Encarnación, sobre otra, más antigua, bajo la misma invocación, por iniciativa de Juana Forjaz Pereira de Meneses y Silva, condesa de Feira, inaugurada en 1656. extinta la representación de los condes de Feira, el conjunto pasó al patrimonio de la Casa do Infantado (conjunto de bienes y propiedades de la corona) en 1708. en 1722 un violento incendio devastó el inmueble, llevando a un largo periodo de abandono y ruina. El siglo XIX se inició una tímida recuperación del monumento. Terminadas las guerras liberales, el castillo y las tierras anexas fueron adquiridas en subasta pública por el general Silva Pereira (1835).

Al inicio del siglo XX se renovó el interés público por el monumento. Una campaña de suscripción recaudó fondos para las obras de restauración del inmueble, los escombros del que pasaron a ser custodiadas por un vigilante. Las primeras obras de recuperación fueron ejecutadas por la Dirección de Obras Públicas (1908) y visitadas por el rey Manuel II el año siguiente. El castillo fue declarado Monumento Nacional en 1910. A partir de 1927, las visitas al monumento pasaron a ser de pago. El Estado ejecutó obras de consolidación y restauración durante los periodos de 1935-1936, 1939-1944 y más recientemente, en 1986.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.