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castillos peninsulares

arnoia


Está enclavado en la cima un peñasco fragoso, cerca de Celorico de Basto de casi 250 metros de altura cuyo acceso es un tanto complicado. Posee una torre del homenaje cuadrangular y una cerca poligonal. A la izquierda tenemos un plano que n muestra la planta triangular, adaptada al terreno, y sus pequeñas dimensiones, de apenas 28 x 24 metros midiendo desde los extremos más alejados. En el mismo está, sombreada en azul, la posición de la cisterna en el patio de armas.

Al fondo se destaca la torre del homenaje, con su puerta de acceso sobreelevada unos tres metros sobre el suelo. Ante la misma aparece el enrejado que cubre la cisterna y, adosada a la cortina de la derecha, una escalera y una pasarela metálicas de reciente instalación y el acceso no sea por las angostas escaleras de piedra, ya que sus peldaños, cubiertos de musgo, son verdaderamente peligrosos.

El edificio consta de tres plantas, siendo la que queda a nivel del suelo el sótano de la torre, usado en su época posiblemente como almacén. Las dos plantas restantes, separadas por entresuelos de madera, y con una cubierta a cuatro aguas cerrando su parte superior, dejando un estrecho adarve alrededor del mismo para circular por la azotea.

En la primera mitad del siglo IX, esta zona había sido reconquistada por Alfonso II de Asturias el cual, como era habitual, puso especial interés en repoblar las comarcas conquistadas para afianzar la presencia cristiana y asegurar su dominio. La Tierra de Bastos en concreto comprendía lo que hoy día son los concejos de Cabeceiras de Basto, Celorico de Basto y Mondim de Basto y, para defenderla, se construyó el castillo que nos ocupa en una fecha indeterminada entre finales del siglo X y la primera mitad del XI. Del primer alcaide que se tiene noticia es de Múnio Moniz o Muniz, cuyo enterramiento se encuentra en el cercano monasterio de São João do Ermo, constando en el mismo como fecha de su fallecimiento el año de 1072 de la Era Hispánica, o sea, 1034 de nuestro actual calendario. Ello corrobora pues la existencia de esta fortificación en tiempos tan remotos, cuando aún no existía siquiera Portugal como nación. Múnio Moniz, cercano al rey Fernando I de León, fue un personaje de ilustre abolengo, antepasado de Egas Moniz, ayo y consejero del que luego fue primer monarca portugués, don Alfonso Henriques.

El ocaso de esta comarca y su castillo llegó el 21 de abril de 1719 cuando, por orden de don João V, la sede del concejo fue trasladada de Celorico a Freixeiro, lo que supuso una progresiva decadencia en una zona que, debido a su aislamiento y lo dificultoso de sus accesos, ya desde años antes comenzó su declive. La ruina se apoderó del castillo, de forma que en 1726 ya constaba su estado de degradación, el cual se vio aumentado con el paso del tiempo debido, entre otras causas, a una leyenda que decía que en sus entrañas se hallaba escondido un tesoro de tiempos de los moros (una falsedad, ya que el castillo es de factura cristiana), lo que hizo que los daños y el expolio se vieran aumentados hasta épocas recientes.

La construcción ha llegado hasta nuestros días cargada de simbología, historias y leyendas, pero también de incertidumbres respecto a su origen. A pesar de las leyendas rurales que le atribuyen su construcción a los moros, se desconoce por completo tal circunstancia ya que los datos históricos y elementos arqueológicos encontrados no lo pueden demostrar. No existen tampoco pruebas de que en periodo romano hubiera sido lugar de asentamiento, tesis atribuida al hallazgo, en 1935 en el interior del castillo, de monedas de la época de Constantino. Este descubrimiento se debería al hallazgo en época medieval de las monedas y abandonado allí, pero no se descarta la posibilidad de ser parte de un tesoro escondido en época romana, hecho suscitado por la inestabilidad vivida a principios del siglo V.

El castillo se plantea que fue construido por Arnaldo Baião o Moninho Viegas. Las intervenciones arqueológicas realizadas en el interior del castillo en el 2002 datan del momento más antiguo correspondiente a la baja Edad Media, en un periodo seguramente anterior a la construcción de la torre del homenaje.

Poco después, aún en su primera fase de ocupación, en tiempo del rey Alfonso Henriques, se tienen referencia de don Gundar como su primer señor. Durante el siglo XIII se conoce la relación entre el pueblo y el castillo, a través de escritos de don Alfonso II y Alfonso III, con documentos que tratan sobre la preparación de su defensa, trabajos en las escaleras de servicio, trabajos de carpintería, transporte de cal o alimentación de los perros, etc. Durante este periodo se efectuaría la construcción de la torre del homenaje o torre norte (prácticamente desaparecida) llevándose a cabo una gran remodelación del edificio.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.