navarra
Érase una vez un viejo Reyno llamado Navarra donde agricultores y ganaderos habitaban en pequeñas aldeas. Sin embargo, su situación fronteriza, hizo que los sucesivos reyes medievales se consagraran a la construcción de plazas-fortaleza, recintos amurallados, atalayas y castillos.
De norte a sur y de este a oeste, Navarra desplegó su defensa a base de fosos, matacanes, saeteras, garitas y puentes levadizos.
Navarra llegó a tener cien castillos en la época medieval, pero las guerras con Castilla y las luchas entre agramonteses y beamonteses causaron la ruina de algunos y tras la conquista en 1512 otros fueron demolidos. Solo se salvaron los que habían pasado a poder de linajes poderosos, como los Beaumont o los Peralta.
Después de las órdenes de destrucción del Cardenal Cisneros y los hombres de Fernando el Católico,
tan sólo permanecieron algunos castillos en pie.
Algunos, como el de Javier, fueron simplemente despojados de sus elementos defensivos, otros fueron derribados y sus ruinas acabaron siendo canteras
gratuitas, de las que se sacaba la piedra para construir casas o reedificar iglesias.