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castillos peninsulares

penedono


Las fuentes documentales más antiguas mencionan la población sólo a la época de la conquista cristiana, tras la victoria de las fuerzas de Ramiro II de León en el lejano año 939 en la batalla de Simancas. La defensa de esta parte del territorio fue confiada a D. Rodrigo Tedoniz, como alcaide de los castillos del soberano y, en esa función, habría determinado la reedificación del Castillo de Penedono. Figuró específicamente como una de las fortalezas (“Pena de Dono”) referidas en la célebre donación de D. Flâmula (o Chamôa Rodrigues) al Monasterio de Guimarães en el año 960, lo que indica su importancia en la defensa y organización de la Beira Alta Interior.

De la configuración de aquella primitiva fortificación nada se sabe. Sí se sabe que durante el siglo XI, en función de los avances y retrocesos de las fronteras entre cristianos y moros, Penedono y su castillo cambiaron de manos en diversas ocasiones. Su conquista definitiva tuvo lugar durante la campaña de Fernando I de León que culminó con la conquista de las regiones de Viseu y de Coimbra en 1064. Sancho I de Portugal, dada la situación estratégica de Penedono, cerca de la línea fronteriza con León, alentó la repoblación de estas tierras a través de la donación de Carta Foral en 1195) determinado al mismo tiempo reconstruir sus defensas.

De todas formas, el castillo que ha llegado a nuestros días resulta de una reconstrucción casi integral ejecutada a finales del siglo XIV, cuando Fernando I de Portugal incluyó Penedono en el término de Trancoso. Ante la intención de aquel Ayuntamiento de arrasar el Castillo de Penedono, los hombres-buenos de esta villa se rebelaron, logrando restablecer su autonomía. Estos dominios fueron entonces donados a D. Vasco Fernandes Coutinho (conde de Marialva), que fue quien hizo reconstruir la fortaleza.

El resultado fue un insólito castillo-palacio de planta poligonal y rodeado por una pequeña barbacana. La fachada principal está orientada a Occidente e integra el portón de entrada de dintel recto con arco apuntado defendido entre torres cuadrangulares coronadas por almenas, las cuales están ligadas por pasadizo superior que defiende activamente la entrada. En torno al perímetro murado hay cinco torres de ángulo coronadas por balcones provistos de matacanes.

El interior es hoy una ruina del palacio señorial que aquí existió. Aún son identificables las escaleras de acceso al adarve, recostadas a la muralla, pero todavía no es identificable la estructura del paço. Es de suponer que la vivienda noble sería genéricamente de tres pisos, pero el conjunto carece, aún, de un estudio monográfico riguroso que pueda interpretar los muchos indicios conservados. Bajo la torre principal, se conserva la cisterna, que es de sección poligonal y cubierta con bóveda de ojivas.

En el siglo XV, aún no totalmente con la configuración actual, el castillo es apuntado como el lugar de nacimiento de D. Álvaro Gonçalves Coutinho, celebrado por Luis de Camões con el sobrenombre de «el Magriço» por lo que el castillo también se conoce como Castelo de Magriço. La historia contada por Camões puede considerarse el paradigma de la mentalidad caballeresca medieval en doce caballeros portugueses que partieron para Inglaterra para enfrentarse en torneo a otros tantos ingleses que habían insultado el honor doce damas de la corte de Lancaster.

Desde 1910 está clasificado como Monumento Nacional. Un siglo antes, en 1812, fue visitado por Alexandre Herculano, que ya lo describió en situación de ruinas. En 1940, en el marco de las conmemoraciones de los Centenarios, promovidas por el Estado Novo, el castillo fue objeto de intervenciones de restauración. Algunos paños de muralla y torres, que se encontraban dañados, fueron parcialmente reconstruidos, aprovechándose la ocasión para reparar pavimentos y los accesos. Nuevos trabajos ocurrieron en 1949 y 1953, más orientados a la consolidación de estructuras, lo que contribuyó a que el conjunto llegase hasta la actualidad en relativo estado de originalidad.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.