batres
El Castillo- Casa Fuerte de Batres, enclavado en lo que fue el antiguo Estado o Señorío de Batres lindando ya con tierras toledanas, es una de las más valiosas, bellas y originales construcciones
de la Comunidad de Madrid.
En un altozano, ceñido de arboleda y foso natural por donde corren las aguas, se alza el Castillo en un bello y pintoresco lugar, ligado desde su infancia al poeta Garcilaso de la Vega, evocador
en sus versos de guerras y románticas leyendas.
Es una fuerte edificación de ladrillo cocido que descansa sobre cimientos de pedernal de bien labrado mampuesto. Por su fábrica intervendrían alarifes mudéjares. La parte más antigua es su recia
y esbelta torre del Homenaje, que por su armonía, proporción y situación adelantada se destaca del resto de la fortaleza y edificación.
El conjunto es de planta cuadrangular, quedando descubierta al poniente de la Torre su antigua puerta y defensas. Es de fina y elegante arquitectura con un elevado y marcado aire marcial, estando
apoyado en robustos contrafuertes situados en sus ángulos, coronados por raras torrecillas circulares que le dan una fisonomía singular, única en su género. El coronamiento del adarve, es
almenado sobre doble fila de ladrillos verticales.
En su portalón principal, de estilo gótico isabelino, destaca el escudo de los Lasos y Guzmanes. Es de influencia germánica y está labrado con extrema minuciosidad. Marca el momento en que
Garcilaso de la Vega, VI Señor de Batres, comendador mayor de León y Doña Sancha de Guzmán instituyen el Mayorazgo.
El patio es de doble galería plateresca con columnas toledanas tipo alcarreño con un pozo gótico en el centro con vestigios de su anterior estructura. La balconada de hierro del siglo XVI, marca
la transformación palaciega quitándole austeridad pero acentuando su belleza.
Vinculado desde su origen al Señorío de Batres, ha seguido la evolución de histórica de éstos estados, que posteriormente pasaron a la casa de los Condes de Oñate y después a la de los Marqueses
de Riscal. Tras varias vicisitudes, adquirió la propiedad don Luis Moreno de Cala y Torres, que llevó a cabo la restauración del mismo, creando la Escuela de Jardinería y Paisajismo “Castillo de
Batres”.
El Castillo, los sotos y arroyuelos que lo rodean contemplaron primero las correrías infantiles del poeta, y después, ya en su juventud fueron escenario poético de las andanzas amorosas de los
pastores y ninfas que protagonizan sus versos.
Al pie de un hontaraz, cercano al Castillo está la fuente de Garcilaso, que enmarca la galería de la que brota el manantial cuyo cristalino rumor inspiró sin duda el amor bucólico y doliente de
sus endecasílabos.