embid de ariza
Su existencia ya se documenta en el siglo XIII, teniendo constancia que era propiedad real en 1295. El 8 de enero de 1361, el monarca Pedro IV incorporó Embid a la Corona de Aragón, junto con el castillo y la villa de Ariza, de la que era aldea. En 1381 el mismo rey vendió Ariza y sus aldeas, entre las que se seguía encontrando Embid, a Guillermo de Palafox.
Su historia, influenciada por su ubicación geográfica cercana a la frontera con Soria (Castilla), es similar a la de otras tantas plazas fortificadas que tuvieron que soportar los ataques castellanos. El valle del Henar se estrecha a la altura de Embid, emergiendo unos montes rocosos propicios para erigir allí una fortaleza y controlar así este valle.
En este lugar, sobre la propia roca de una escarpada peña, se levantó un pequeño castillo de mampostería, existente ya en 1200, compuesto por una torre cilíndrica y un recinto amurallado, los cuales forman parte del escudo y la bandera de la población. Embit de Fariza contaba con 11 fuegos según el fogaje de 1488, y de 8 según el posterior de 1495.
La apariencia de la fortaleza es espectacular debido a su ubicación sobre riscos de paredes verticales. Esta localización lo hacía prácticamente inexpugnable y
su único lado accesible estaba defendido por una muralla de tapial y piedra. La muralla lleva hasta el acceso al recinto del castillo. La puerta de acceso se encuentra
empotrada en un muro que une dos altos peñascos y tras ella hay una escalera excavada en la roca que conduce a la plataforma en la que se asienta el castillo.
El castillo se compone de un torreón rectangular, con un cuerpo semicircular unido a uno de los lados menores. En este lado se conserva una pequeña coracha de tapial,
semicircular, por donde se entraba a las plantas altas. La puerta de ingreso se sitúa en el lado opuesto y está muy deformada.
La torre se estructura en tres plantas apoyadas sobre ménsulas e iluminadas por estrechas saeteras. La terraza en la que termina el torreón rectangular está rematada por un torreón circular de unos 3 metros de diámetro por 4 de altura.
Respecto a sus propietarios se sabe que en el siglo XIII fue heredado por Pedro II de su madre, pero poco después lo empeñó a Pedro Fernández el Castellano, nieto de Alfonso VII. Fue tomado por Pedro I de Castilla en 1357, pero en 1361 estaba de nuevo en poder de Aragón, pues Pedro IV lo vendió a Guillermo de Palafox, entre otros castillos y aldeas. A partir de entonces perteneció a los Palafox de Ariza y se tienen datos de que continuó siéndolo en los siglos XVI y XVII. En 1475 fue atacado por el conde de Medinaceli, al igual que otras fortalezas de las inmediaciones.