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El Castillo de los duques de Frías o de los Velasco, corona el cerro de la Muela y establece una posición estratégica privilegiada sobre el valle y el paso del Ebro, en un emplazamiento espectacular que domina las Merindades. En la falda sur de La Muela, se extiende el magnífico caserío de la ciudad con menor población de España. La fachada delantera del castillo se cierne amenazante sobre las viviendas de los habitantes de la población.

 

La fábrica original de la fortaleza defensiva que hoy día tenemos ante nuestros ojos data de finales del siglo XII, y principios del XIII, que corresponden al reinado de Alfonso VIII. Ha sufrido las correspondientes remodelaciones, y podemos admirar elementos arquitectónicos, como bóvedas, arcos de medio punto, troneras y cañoneras, que nos trasladan a las reformas realizadas durante el siglo XVI. En la construcción del complejo fortificado predomina de forma casi absoluta la mampostería a base de piedra de toba y sólo en algunos vanos, en las torrecillas, en las esquinas y algún otro lugar se empleó la sillería.

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El conjunto enriscado formado por la Torre del Homenaje y sus defensas está separado del resto del recinto, y mantiene un sistema de defensa muy particular, a modo de pequeña ciudadela encastrada en el roquedo. La torre es de planta pentagonal, su piso bajo se compone de dos estancias, cubiertas por una bóveda ligeramente apuntada. Sobre ellas se alza una terraza almenada con torrecillas sobre modillones (pequeñas estructuras que sostienen las cornisas, sobre todo en arquitectura militar) en los ángulos orientados al Este. La Torre del Homenaje consta de defensas y aljibe propios, y está unida al resto del castillo por una angosta y empinada escalera. La zona superior de la Torre del Homenaje se construyó en el siglo XV, sobre la base, que data de siglos anteriores.

 

De los siglos XII-XIII datan los ventanales románicos en el lienzo sur del recinto con hermosos capiteles historiados de tradición silense que muestran animales fantásticos finamente esculpidos. Estos elementos pertenecen a la fachada exterior de las habitaciones de los dueños del castillo.

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La puerta de acceso al recinto es a través de un puente, que en origen fue levadizo, que salva un foso excavado en roca y una antepuerta que da acceso a la torre-puerta principal, que en tiempos estuvo protegida por una reja de acero ya desaparecida. La torre-puerta cobija una buhedera o tronera, en la que podemos contemplar restos de vanos en forma de cañoneras, troneras y saeteras en los merlones. Los merlones son cada uno de los trozos de parapeto que hay entre cañoneras.


Rodeando el patio de armas, de planta ligeramente cuadrada y antiguamente cubierto en parte, podemos observar los vestigios de antiguas dependencias que servían a los habitantes del castillo en forma de graneros, bodegas y estancias destinadas a otros menesteres y servicios. Bajo el patio de armas se documenta un gran aljibe con un pozo central.

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En la torre sur del muro de la fachada este, emplazada sobre el núcleo urbano, se situó hacia el siglo XVI o XVII un reloj con campana para el servicio de los pobladores de la ciudad. Esta torre cilíndrica se sitúa en el extremo opuesto a la torre del homenaje.

El perímetro del recinto amurallado está rematado con altos muros almenados, y con numerosas saeteras. Un adarve con paso de ronda recorre las almenas hasta el último reducto de defensa del castillo, la Torre del Homenaje. El foso, la antepuerta, el adarve almenado que rodea el patio de armas y la torre del homenaje emplazada en lo alto de una roca constituían un eficaz sistema defensivo difícil de superar y que complementaba a la muralla que rodeaba el cerro de La Muela, protegiendo y delimitando los límites de la ciudad de Frías. En la muralla de la Muela, se abren tres accesos: las puertas de Medina, la del Postigo y la de la Cadena o de la Villa.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.