SORIA
Soria es una provincia con innumerables sorpresas monumentales.
Desgraciadamente, siendo como es una de las provincias más despobladas de toda España, la situación del cuidado y conservación de muchos de sus monumentos es precaria.
En esta situación se encuentran muchas ermitas y parroquias románicas dispersas por sus campos y aldeas, a la vez que gran número de fortificaciones y castillos.
La provincia de Soria posee, como en toda España, castillos bajomedievales de tipo palaciego construidos o reformados para uso señorial o nobiliario, entre los siglos XV y XVI.
Sin embargo, precisamente es en Soria donde podremos encontrar -en diferente estado de conservación- valiosas fortalezas y atalayas de los siglo X y XI construidos por moros o cristianos como puntos de defensa en sus innumerables enfrentamientos militares durante la Reconquista.
Entre ellos citaremos los legendarios castillos de San Esteban de Gormaz y Osma que por su cercanía y similar estado de ruina y abandono pueden agruparse en un solo apartado.
En esta página dedicada a los castillos de Soria abordaremos, además de algunas torres defensivas de origen musulmán, los castillos de
San Esteban de Gormaz, Osma, Ucero. Berlanga de Duero, Almenar, Magaña y Calatañazor.
Torres y Atalayas árabes.
En numerosos puntos de la provincia de Soria encontraremos torres procedentes de época musulmana.
Algunas son atalayas de señales y tenían como fin avisar a los castillos circundantes mediante fuegos de la llegada de enemigos. Estas atalayas suelen estar en lugares elevados y con buena visibilidad con respecto a otras construcciones similares u otras fortalezas. Se trata de pequeñas torrecillas de planta circular con puerta en alto.
El otro tipo de torres musulmanas (bereberes del siglo X) son edificios de planta rectangular y alzado ligeramente troncopiramidal de entre 15 y 20 metros de altura.
Estas torres las hallamos en lugares llanos donde se refugiarían los habitantes de una granja o poblado en caso de ataque. Para poder albergar a la población, disponía de varios pisos mediante suelos de vigas de madera y la puerta de acceso se encontraba en alto para poder evitar la entrada retirando la escalera.
Solían tener reservas de agua (incluso en algún caso hasta un pozo) y comida para poder aguantar un asedio. Probablemente, las mejor conservadas son las de Noviercas y Trébago.