cox
El castillo de Cox, denominado también de Santa Bárbara o de Ayala, se encuentra en el municipio español de Cox, provincia de Alicante
Se sitúa sobre la cima de un monte de unos 80 metros de altura, un pequeño cerro rocoso denominado “El Portichuelo”, el cual, gracias al corte producido para el paso de la antigua carretera Alicante-Murcia, forma una pequeña isla en una estribación al noreste de la Sierra de Callosa, presidiendo la población.
Ofrece una hermosa vista de la Vega Baja del Segura, y en sus laderas y cima se han hallado restos arqueológicos de todas las culturas sin interrupción desde el Bronce hasta hoy, con especial presencia ibérica, romana y medieval.
Los orígenes del castillo son imprecisos dentro de la dominación musulmana, pero la forma y basamento de sus murallas, de metro y medio de espesor, son de indudable origen militar pese a opiniones discordantes. No podía ser otro su origen teniendo en cuenta su privilegiada situación defensiva por sus laderas escarpadas, solo accesibles medianamente por el lado sureste, añadiendo el hecho de que la presencia humana en el lugar que ocupa no tuvo interrupción a lo largo de la historia.
Aunque en la reciente restauración no le han sido restituidas las almenas que se conservaron hasta principios del siglo pasado, en una fotografía de la época se aprecia con toda nitidez su estilo árabe. Hacia el año 1.466 se acometió una restauración a fondo a instancias del señor del lugar, Don Juan Ruiz Dávalos, que le cambió varios de sus elementos primitivos al dotarle de una capilla en honor de Santa Bárbara, donde todos los años por su festividad subían los vecinos de Cox a oír la Santa Misa.
Más tarde, en 1.672, experimentó otro tipo de obras y reformas, igualmente por iniciativa de los sucesores de Ruiz Dávalos, en cuya realización intervinieron los maestros de obras Lluis Cerdá, del Lugar de La Granja; Gregori Valera, de la villa de Callosa; Jaume de Roda, de la ciudad de Orihuela y Joan Ferrándes, del Lugar de Cox.
En el siglo XVIII se hicieron obras en el Vía Vía creando un acceso más fácil al castillo. Según Montesinos, que lo visitó hacia el año 1.795, éste contaba con fuertes calabozos o mazmorras cavados en la peña, donde servían de prisión "a los reos de consideración o peligro". Así mismo este autor escribió que el recinto disponía de "almenas, garitas y miradores". Por lo tanto, se hallaba en buen estado de conservación. Fray Pablo Manuel Ortega, que visitó su recinto en 1.778, dijo al respecto: "Cox tiene un castillo que se conserva muy entero, con la particular circunstancia de ser uno de los que se exceptuaron - de orden especial del monarca (Felipe) - de ser arruinado y demolido en el Reino de Valencia - efecto de las turbulencias que tanto dieron que llorar en los primeros años de este siglo, en atención a la gran fidelidad con que se portó su dueño".
Recientemente restaurado, es una maciza mole de mampostería sin matacanes ni almenas. Consta del recinto amurallado y palacio de planta poligonal. Junto al palacio hay una ermita y se accede al conjunto, que esta en la cima de una pequeña elevación por un Vía Crucis. Desde el castillo, las visitas sobre la Vega y el núcleo urbano de Cox son especialmente atractivas al atardecer.