barchell
El castillo de Barchell se alza sobre una loma rocosa en el término municipal de Alcoy, provincia de Alicante, a unos 6 kilómetros de la capital municipal en dirección a Banyeres.
La zona de Alcoy estuvo poblada desde el Paleolítico Medio, con un notable incremento durante la Edad del Bronce y la época ibérica, para retroceder sensiblemente durante la romanización. Bajo la dominación musulmana se conformó como un conjunto de casas y alquerías diseminadas, adscritas al centro fortificado de Castellar. La conquista cristiana de la comarca se realizó en 1245, aunque la fundación de la villa y su carta puebla datan del 17 de marzo de 1256, quedando en poder de la Corona hasta que en 1291 es entregada por Jaime II al almirante Roger de Lauria. A partir de entonces pasaría por varios señoríos, hasta incorporarse definitivamente al Real Patrimonio en 1447. En 1276 fue tomada de nuevo por el moro sublevado Al-Azraq, que dominaba la costa, aunque fue pronto recuperada por los cristianos, según la leyenda con la ayuda de San Jorge, episodio que se conmemora en las Fiestas de Moros y Cristianos.
El castillo de Barchell, de origen musulmán, fue probablemente construido hacia el siglo XII. Tras su conquista fue donado en 1248 por Jaime I a los escuderos Fortunio Pérez de Falces y Fortunio Garcés Citina. Posteriormente pasó por manos de diversos propietarios (en 1321 Guillem Blanc era el alcaide del castillo), hasta que a mediados del siglo XV fue comprado por los jurados de Alcoy. Durante la Guerra de los Dos Pedros tuvo especial protagonismo, pues sirvió de refugio a los habitantes aragoneses de la zona ante la inminencia del ataque castellano.
Se trata de un pequeño castillo del que se conserva varios restos de muralla, un edificio fortificado, que mantiene sus ventanas y puerta, el patio de armas y sobre todo la torre del homenaje, de forma cuadrangular, situada en el ángulo noreste, y dentro de la cual aún pueden verse los anclajes de las vigas que sostenían los dos pisos altos interiores, hoy desaparecidos.
Cuenta además con un aljibe que ocupa la actual masía y una amplia albacaro, que servia de refugio a los mudéjares de Barxell y Xirillent, en una época marcada por frecuentes incursiones granadinas y castellanas. En el siglo XVIII fue convertido en masía.