oreja
Su gran torre fue espectadora de importantes batallas entre musulmanes y cristianos, ya que la antigua población romana Aurelia –Oreja- era fundamental para impedir el acceso a la ciudad de Toledo, y al reino taifa de Cuenca.
Además de su gran torre rectangular, podemos ver los restos de la muralla, extendiéndose a todo lo largo de la cumbre del cerro en que se asienta. También
encontramos los restos de una iglesia, y un aljibe. Interesantes son los restos de matacanes de madera. Anejo al castillo podremos ver los restos de la población de Oreja, ya
desaparecida.
La sangrienta derrota de la Batalla de Uclés, donde murió el heredero de Alfonso VI, y pereció gran parte del ejército cristiano, tuvo su punto de apoyo para las tropas almorávides en este castillo.
En 1139, treinta y un años después, Alfonso VII lo conquistaría, dotando a su población cristiana de un fuero de gran interés histórico. La Orden de Santiago lo defendió frente a los almohades, pero una vez que la frontera se trasladó al sur, los habitantes de Oreja abandonaron su aldea para establecerse en las villas vecinas.
En sus inmediaciones está el Mar de Ontígola, un embalse creado para regar los jardines de Aranjuez. Los visitantes del castillo lo divisarán desde la
altura.