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castillos peninsulares

almonacid

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Según algunos autores, Almonacid es un topónimo latinizado usado quizás por los almorávides, que significa el monasterio. Efectivamente, cercano al lugar que ocupa hoy la población hubo un monasterio visigodo, muchas de cuyas impostas con bajorrelieves se encuentran dispersas por la población.


Durante la época árabe debió construirse el castillo que domina la población y que ya existía en el 840. Fue testigo de enfrentamientos sangrientos que se desarrollaron junto al río Guadalacete dónde fueron derrotados los berberiscos hispanos por el walí de Córdoba Abdelmelek ben Kotan El Fehri entre el 740 y 742. Otro suceso acaecido ante los muros del castillo fue la batalla dónde se enfrentaron las tropas del emir de Córdoba a las del walí toledano Lobia junto a mozárabes de la ciudad, siempre levantiscos frente al dominio andaluz.


El castillo formaba parte de las defensas que rodeaban a Toledo y fue tomado por Alfonso VI quizás antes del 1085. En diciembre de 1086 donó este rey al arzobispo toledano Don Bernardo, Almonacid y su castillo por lo que se cree que en estas fechas debió existir ya una población no muy grande, acogida a la protección del castillo.


En documentos mozárabes de 1129 figura Almonacid como alquería en la comarca de la Sisla. Alfonso VII hizo donación de parte de sus tierras al conde Pons de Cabrera y en 1176 encontramos de nuevo al rey realizando más donaciones de tierras de Almonacid a la Orden de Calatrava. No obstante el castillo y la aldea siempre estuvieron bajo la jurisdicción de la mitra toledana.

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Alfonso VIII encarga en 1226 al arzobispo Jiménez de Rada la repoblación de Almonacid y en el siglo XIV encontramos al arzobispo Don Pedro Tenorio nombrado alcaide de la fortaleza, quien cobraba 20.000 maravedíes anuales y ordenando hacer reparaciones. En estas fechas sirvió el castillo como prisión del Estado. Allí estuvo preso el conde de Gijón y Noreña, Don Alfonso, hermano bastardo de Enrique II que antes había estado también bajo arresto en la Puebla de Montalbán (1383) a causa de sus pretensiones a ocupar el trono portugués. A ruego del arzobispo Tenorio fue trasladado a Monterrey bajo la responsabilidad del Maestre de Santiago.

 

En 1849 se proyectó una reparación importante en la fortaleza por parte del maestro de obras de la catedral de Toledo Pedro Gumiel quien realizó un extenso informe que nos da idea de la distribución de las dependencias de la fortaleza en este siglo. Perteneció la villa al llamado común de San Martín de la Montiña, comunidad de pueblos agrupados en torno a la Hermandad civil de esta titularidad, por lo que tenia derecho a pastos en la zona oriental de los Montes de Toledo. En el siglo XVI su iglesia pertenecía al arciprestazgo de la Guardia y tenía como anejos Ablates, Romaila y Montalbanejos. En 1571 contaba con 200 vecinos que fueron en aumento en la centuria siguiente. En el siglo XVIII conservaba cuatro ermitas dedicadas a San Sebastián, al Santo Ángel de la Guarda, a Santa Bárbara y a la Virgen de la Oliva patrona de la villa. En este pasó a formar parte de las propiedades de los Condes de Mora.

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El día 10 de agosto de 1809 el general patriota Venegas reunió sus fuerzas en Almonacid para hacer frente al ejército francés al que creía inferior en número. El general Sebastián, adelantándose a los españoles, trabó batalla con 26.000 infantes y 4.000 caballos. Almonacid y sus flancos fueron defendidos por tropas españolas que después de larga y reñida batalla se retiraron a la Mancha quedando en el campo de batalla 4.000 españoles muertos y 2.000 franceses, ocupando el ejército invasor las posiciones de Almonacid. Días después de la batalla los guerrilleros de los Montes de Toledo al mando de Don Ventura Ximénez, conocido por el Héroe del Tajo, asaltaba la guarnición francesa que defendía la ermita de la Virgen de la Oliva, convertida en depósito de prisioneros y hospital de sangre, pasando a cuchillo a los franceses. Fernando VII creó para todos los que participaron en la batalla de Almonacid la Cruz Militar que lleva su nombre.

 

Los muros del castillo de Almonacid son elevados y almenados, protegidos por una barrera exterior y un camino de ronda. En el interior sólo queda la torre del homenaje, situada en el centro del amplio recinto. La torre tiene tres plantas con bóvedas de ladrillo. Existen restos de dos aljibes, un silo y algunas habitaciones. También son destacables sus triples troneras.

 

Aunque actualmente se encuentra parcialmente en ruinas y privado de sus sillares, parece ser que por ahora su estabilidad está consolidada. El castillo es de titularidad municipal, aunque puesto en venta por el Ayuntamiento al precio de un céntimo, pero con la condición de que el comprador se comprometa a restaurarlo por completo.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.