torres do oeste
Las torres del Oeste son unos restos de una fortificación situada estratégicamente a las orillas del río Ulla, justo en la desembocadura al mar. Esta situación le permitía controlar todo el
tráfico marítimo de la zona al mismo tiempo que protegía la zona de invasiones externas.
Aunque ahora mismo solo se conservan dos de las torres y algún que otro pequeño resto se puede decir que en su momento fueron una construcción bastante importante. Los estudios arqueológicos
realizados datan sus orígenes, al menos, a la época castreña, aunque hay vestigios en la zona que atestiguan una ocupación mucho anterior. De su época como castro, siglo II a I a.C., se han
encontrado restos de cerámica y de armas de bronce. Con la conquista romana de nuestras tierras, en el siglo I d.C., el asentamiento se conviertió en un importante puerto comercial al servicio de
Roma según las referencias de Pomponio Mela y los materiales recogidos en las excavaciones, pero no fue hasta el el inicio de la Edad Media cuando este enclave se convirtió en una de las
fortalezas más importantes de Galicia.
A principios del siglo IX, Alfonso III, inició la construcción de la Basílica Compostelana y la reconstrucción del Castellum Honesti romano en la desembocadura del río Ulla (hoy llamadas
comúnmente torres del Oeste). Con está reconstrucción comenzó su leyenda, en la que se defendería de normandos y sarracenos durante varios siglos. Las dos torres que aun se mantienen parcialmente
en pie cerca de la orilla y el crismón de la victoria, encontrado entre las ruinas, pertenecen a esta época.
Durante los siglos IX y X, la fortaleza hizo frente a varias incursiones de piratas normandos. En el siglo XI, Alfonso V reconstruyó la fortaleza y colocó como alcaide del mismo al caballero
Xelmirio, padre del que será el primer arzobispo de Santiago. Entre los años 1102 y 1122, el arzobispo volvió a reforzar las defensas a tiempo de repeler un nuevo ataque sarraceno. Este
importante personaje en nuestra historia fue el creador de la primera escuadra de guerra española que lucho contra los piratas. A comienzos del siglo XIII, la monarquía cedió la fortaleza a
la Mitra Compostelana y los obispos Cresconio y Diego Peláez siguieron manteniendo sus defensas como enclave principal en la defensa de la ciudad compostelana. A partir del siglo XV y sobre todo
con el reinado de los Reyes Católicos el enclave perdió su valor estratégico y dio comienzo su decadencia.
La estructura del castillo, tal y como era en el siglo XII, consistía en un recinto amurallado de forma elíptica con siete torres que situadas a ambos lados del río, cerraban la entrada
en dirección a Padrón, tendiendo una gruesa cadena que impedía el paso a las expediciones invasoras a Compostela. Había además una gran torre que sobresalía entre las otras, y que fue
costeada, según la tradición, por la ciudad de Lugo, recibiendo así el nombre de torre de Lugo. Sus defensas se complementaban con el entorno pantanoso sobre el que se erguía que lo
convertían prácticamente en una isla, aunque hoy está esta unido a tierra firme por el relleno de las obras del puente de la C–550 entre Catoira y Rianxo. Por su parte sur y oeste se conserva la
mariña y sobre ella un camino empedrado que ofrece un bonito paseo.
En la zona más próxima a la ría pueden verse restos de los muros que conformaban las dependencias del interior del recinto amurallado. Aquí se encuentran las dos imponentes torres, los
cimientos de otra y la capilla de Santiago. Las torres, de tipo prerrománico, presentan gruesos muros que van reduciendo su espesor en las tres plantas. Están construidos con sillarejo irregular
y presentan puertas con dintel aligerado mediante arco de descarga, por el exterior. Estas puertas se sitúan a la altura del primer piso. El almenado esta construido con el mismo sistema. La
cimentación de la tercera torre que se aprecia es menos robusta y presenta sillares más grandes y regulares.
La capilla, construida por Gelmirez en el siglo XII, y dedicada a Santiago Apóstol, presenta un sistema constructivo más parecido al prerrománico al que se realizó después de la conquista.
Consta de una sola nave con ábside semicircular, y fue entre los siglos XII y XVI una continuación de la peregrinación a Santiago de Compostela. Gracias a ella se mantuvo el lugar después de
que perdiera su valor estratégico. En frente de las torres y capilla puede verse el contorno reconstruido de la muralla. Dentro de estos muros se encuentran restos de difícil interpretación y al
fondo los restos de lo que pudo ser la torre de Lugo, según la Historia Compostelana la que más sobresalía del conjunto. Estos restos presentan unos muros imponentes en cuanto a su grosor y los
restos de una amplia puerta con arco de medio punto.