doña blanca
El Castillo de Doña Blanca está situado en el pago de Sidueña, en el término municipal de la ciudad de El Puerto de Santa María (Cádiz).
Se llama así porque según la tradición allí sufrió cautiverio doña Blanca de Borbón. Se trata de una torre construida en el siglo XIV o XV para la vigilancia de la Bahía de Cádiz y que también fue usada como ermita.
La torre, que se alza vigilante y majestuosa sobre el poblado de colonización de la que tomó el nombre, bebe de las aguas del manantial de La Piedad y marca su territorio flanqueada de pulcros álamos de corteza blanca agrisada.
En las cercanías de Las Cruces, la torre de Doña Blanca, de la que dicen que la reina de Castilla doña Blanca de Borbón vino a llorar entre aquellos muros los desdenes del rey don Pedro, y que allí, por orden de éste, el ballestero Juan Pérez de Rebolledo le dio un tósigo, por haberse negado a este crimen, con gran valor y nobleza, Iñigo Ortiz de Zúñiga, primitivo guardador de la regia prisionera.
El yacimiento arqueológico de Doña Blanca se trata de un tell excavado entre 1979 y 1995 en que se han hallado restos de murallas, viviendas, un puerto fluvial y una necrópolis, pertenecientes a una ciudad fenicia cuya ocupación comprende desde el siglo VIII hasta el III a. C. Por lo tanto disputa, junto con Cádiz y el cerro del Castillo (en el término municipal de Chiclana), ser la ciudad fenicia más antigua que se ha encontrado hasta ahora en la península ibérica y por ello tiene una importancia singular en el panorama de la colonización fenicia en el Mediterráneo occidental.
Su excepcional grado de conservación hace que el yacimiento sea una pieza clave para las futuras investigaciones sobre el establecimiento de los fenicios en la bahía de Cádiz y su relación con los pueblos indígenas de la Baja Andalucía. En este yacimiento se encuentra el castillo de Doña Blanca.