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Sobre el monte llamado Peña Laboreira a 309 m. de altitud se sitúa el Castillo de los Andrade. Un lugar estratégico que servía para dominar buena parte del Valle del Eume y casi toda la comarca de Pontedeume, la ría de Ares y el arenal de Cabanas. También recibe el nombre de Castillo de Campolongo o Castillo de Nogueirosa.


Según parece fue levantado sobre una antigua fortificación del siglo XII o XIII. El inicio de la construcción de la fortaleza nos lleva al siglo XIV, en el año 1369, y fue llevado a cabo por orden de el señor de los Andrade, Fernán Pérez, el Bueno. Los terrenos donde se levantó el castillo pertenecían a los monjes de Sobrado, quienes no permitían aquí su construcción. Tras dos años el conflicto se solventó, a causa de la amistad de este con Juan I y al pago de 10.000 maravedís mensuales a los monjes, con lo que Fernán pudo finalizar su obra en 1377. 


Es a partir de ahora cuando se le conoce como el Alcazar de los Andrade. Cuenta la leyenda que unos años antes, durante la primera revuelta popular irmandiña, la fortaleza fue atacada por Alonso de Lanzós, quién fue capturado por Nuno Freire. Este mandó cortar una mano a Lanzós y encerrarlo durante cien días en una oscura mazmorra. Después de esto lo enterró vivo en uno de los muros del castillo.


La fase original del castillo no duró más de cien años, pues en 1467 y a causa de la siguiente revuelta irmandiña fue destruido completamente. Poco después volvió a ser reconstruido. Tres siglos después pasó a manos del Conde de Lemos y después a la casa de Lerma.


En el siglo XIX un arquitecto llamado Tenreiro lo restauró profundamente, por orden del Duque de Alba, que era el propietario del castillo.

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El castillo se alza sobre una gran roca que hace de defensa natural en gran parte de su contorno. Está hecho con grandes bloques de sillería que le dan un aspecto robusto. La parte más allanada estaba separada de las murallas por un foso defensivo del que aún hoy puede apreciarse algo. Este emplazamiento y sus reducido tamaño nos hace constar que el castillo era más bien un baluarte defensivo que una residencia nobiliar. La puerta de entrada, que es apuntada, está flanqueada por dos torreones y conserva dos de los escudos familiares. Detrás de esta se sitúa el patio de armas, también de reducidas dimensiones (140 m2). Existe también una planta subterránea, excavada en plena roca que era utilizada como calabozo. Pero sin duda lo que más destaca es la imponente torre del homenaje. Se levanta ni más ni menos que a 20 m de altura con una anchura de 10 m. En su día albergó tres sótanos y tres pisos. El de más arriba estaba cubierto con una bóveda de cantería de la que se conservan algunos restos. Por encima se situaba la almena desde la que se divisaba un amplísimo territorio.


Según las leyendas, el castillo estaba comunicado con el Palacio de los Andrade en pleno Pontedeume, por un pasadizo secreto de unos tres kilómetros de largo.


Se trata del primer monumento de la provincia de A Coruña que recibió el reconocimiento de Monumento Nacional en el año 1924. En 1949 fue protegido por decreto y en 1985 por el Patrimonio Histórico. En 2009, después de varios años de firmas y otras historias para que el castillo fuera convertido en museo y pudiera ser visitado todo el año, su situación sigue siendo la misma. Por la semana no puede visitarse. A pesar de estar siendo restaurado, sus aledaños se encuentran algo dejados.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.