garcimuñoz
Destacando a varios kms. la silueta de su castillo, se emplaza esta villa a las faldas de una colina. Desde la cima del castillo parten las calles que configuran un conjunto urbano con varias casas blasonadas. El castillo enmarca dentro de su recinto la iglesia que se construyó en el s. XVIII.
La fortaleza actual, obra del Marqués de Villena, es una construcción posterior al antiguo alcázar de yeso. El Infante Don Juan Manuel permaneció largos
periodos en este castillo. Fue esta fortaleza un bastión importante en las luchas nobiliarias que tuvieron lugar en los reinados de Juan II y Enrique IV de Castilla, siendo herido mortalmente en
uno de sus encuentros en el año 1.477 el poeta Jorge Manrique. La Iglesia Parroquial fue inaugurada en 1.708 y se utilizó para ello una de las salas del castillo, teniendo en su muro de mediodía
la puerta de entrada a la misma. Al cubo sudeste de la muralla se le añadió un campanario en forma de torre cuadrada. El interior tiene un retablo barroco.
El interior tiene un retablo barroco. La Casa Gótica del s. XIV dentro del casco urbano tiene una fachada de piedra en dos alturas con escudo, rejas y segundo
cuerpo volado. Al interior tiene un patio central aportalado. La Casa de Don Juan Manuel tiene una placa en la fachada que hace referencia a la obra literaria que compuso en esta casa-palacio. El
monumento a Jorge Manrique es muy sencillo y se encuentra en un lugar llamado “La Nava”. Declarado Conjunto Histórico.
Envuelto en su aire medieval, Castillo de Garcimuñoz, ejemplariza en sus calles la convivencia de tres culturas que conservan su espacio y su memoria. El castillo protagoniza la imagen general,
de majestuosa envergadura mantiene su estructura que esconde su deterioro, como los restos de la murallas manteniendo retazos de su presencia. El barrio del Romeral Alto, es la
representación del núcleo islámico y sus casas blanqueadas con zócalo, aun guardan ese sabor a califato, cuestas con poyetes empedrados, salientes en las casas e incluso alguna azotea. Los judíos
no le anduvieron a la zaga a los musulmanes y hasta tal punto fue su protagonismo y la penetración del barrio judío en la villa que la renombraron con “Garcijudea”. La representación
cristiana la encontramos, además de en las casas señoriales, en el convento de los Agustinos y la iglesia de San Juan Bautista. Este paseo ecuménico parece desmentir la historia de conflictos y
batallas entre las tres culturas que aquí se hermanan en la anatomía del municipio.
