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castillos peninsulares

niebla


Con las murallas de Niebla, el castillo de los Guzmanes de esta localidad onubense forma parte de uno de los conjuntos fortificados mejor conservados de Andalucía. También conocido como castillo de Niebla, tiene una larguísima historia. En el caso de esta fortaleza, podemos descubrir restos de su pasado romano, visigodo, árabe… a pesar de que su planta actual data del siglo XV. El edificio está situado en uno de los extremos de la vieja ciudadela andalusí levantada durante la taifa de Niebla. Tiene una planta cuadrada y está estructurada en torno a dos patios centrales que están delimitados por torreones cuadrados. La torre del Homenaje, rematada por almenas defensivas, es la más singular.

fue mandado construir por el segundo duque de Medina Sidonia después de la creación del condado de Niebla. Si bien ha tenido que sufrir varias reconstrucciones, la más importante fue a causa del terremoto de 1755. Este seísmo provocó graves daños en las murallas y en el castillo, fundamentalmente en la torre del Homenaje. Y los franceses, durante la guerra de la Independencia, volaron el edificio cuando se marchaban en retirada en 1812, por lo que hubo de ser reconstruido casi en su totalidad.

Podremos observar elementos arquitectónicos muy antiguos. Tanto que todavía subsisten algunos arcos romanos y vestigios de cuando el castillo fue ocupado por los jefes militares visigodos y, más tarde, por los árabes. Durante la ocupación árabe, algunas de las dependencias del castillo se revistieron de azulejos de colores, yeserías, cerámicas e inscripciones típicas de dicha cultura. Fue entonces cuando se construyó una magnífica noria para regar los jardines y se decoró el recinto con fuentes de bonitos mosaicos.

Hasta que, en 1262, el rey Alfonso X se hizo con la villa de Niebla. Desde entonces, el castillo ha protagonizado un sinfín de hechos históricos, porque la ciudad fue pasando de mano en mano. Primero, por las de la reina Doña Beatriz, después por las de Pedro I, y más tarde, por los Guzmanes. Hasta que cayó en decadencia en 1368 y los señores dejaron de mostrar interés por tener aquí su residencia.

En la actualidad, el castillo de Niebla cuenta con varias salas en las que se recrean tiempos pasados, como la cámara de la Condesa, la Armería y las Mazmorras. Estas últimas ocupan dos plantas subterráneas y en ellas se exponen más de 30 máquinas e instrumentos de tortura.

La mayor parte del recinto islámico se encuentra junto a la zona del Embarcadero, donde se pueden contemplar algunos restos arqueológicos del pasado árabe. Del recinto romano hay sillares de la época en la base de la puerta de Sevilla y en el denominado callejón de la Ollita.

En uno de los extremos del recinto amurallado, se encuentra la célebre y legendaria torre del Oro, que ha sido restaurada recientemente. Cuenta la leyenda que durante un tiempo tuvo unas hermosas campanas de oro que hoy están en el fondo del río Tinto.

Declaradas Monumento Nacional, las murallas de Niebla abarcan un territorio de 16 hectáreas y tienen una altura máxima de 16 metros. Su longitud es de aproximadamente 2 kilómetros y a lo largo de este perímetro se reparten las 50 torres cuadradas y las seis puertas de acceso a la ciudad, cada una con su particular nombre.

La puerta de Sevilla conserva aún cierto halo romano, pese a que su construcción data del tiempo de los árabes y

se denomina así porque se encuentra en el camino que conduce a la capital andaluza. La puerta del Agua, de estilo almohade-mudéjar, recibe este nombre por su cercanía al río Tinto y porque desde aquí se canalizaba el agua que abastecía a la ciudad. Y la puerta del Agujero consta de apenas un arco que debió formar parte de la antigua ciudadela romana. La puerta del Buey, de estilo árabe, es una de las más bonitas del recinto y la leyenda justifica su nombre recordando que el último rey de Niebla dejó escapar un buey cebado por ella para que los cristianos no pensaran que estaban pasando hambre, una estratagema que no les dio buen resultado, ya que acabó siendo conquistada. La puerta del Embarcadero, hoy prácticamente destruida, se utilizó en su día para cargar los barcos cuando el río Tinto era navegable. Y, por último, la puerta del Socorro toma su nombre de la pintura al fresco que hay en una de las paredes del interior del torreón de la puerta y que representa la imagen de la Virgen del Socorro. Dicen que por esta puerta entró Alfonso X el Sabio al tomar la fortaleza.

 

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.