torreparedones
El castillo de Castro el Viejo se alza sobre un terreno elevado de la campiña cordobesa, situado a 11 kilómetros de Castro del Río, en un lugar llamado Torreparedones, en el límite septentrional de los términos municipales de Castro del Río y Baena, provincia de Córdoba.
El antiguo asentamiento medieval de Castro, construido sobre la ciudad romana de Torreparedones, estuvo habitado hasta el siglo XV. Según las fuentes, el castillo tuvo población árabe y cristiana hasta 1386. En 1269 Alfonso X lo donó, en agradecimiento por los servicios prestados, a Fernán Alonso de Lastres, alcalde de Baena, pero posteriormente el hijo de éste lo vendió al señor de Espejo y Castro el Viejo para pagar su rescate.
Se tiene constancia de que en el año 1328 el Consejo de Córdoba solicitó que dejara de estar en las manos de Pedro Díaz de Aguayo, momento éste en el que pasó a estar bajo la protección del alguacil mayor de Córdoba, Fernández Álvarez.
Los últimos datos históricos indican que a mediados del siglo XV Luis Portocarrero, señor de Palma, lo toma en nombre de Enrique IV, pasando a manos de este último formalmente en 1469.
Su planta es de forma cuadrada, con torres también cuadradas en las esquinas, en general macizas en su base y con cámaras abovedadas en su parte superior. La que se conserva en mejor estado es la situada en el ángulo sureste, en ella pueden verse en tres de sus caras la apertura de un vano, internamente consta de dos cuerpos, en este caso el inferior no es macizo, sino que se hallan dos estancias con restos de una bóveda baída encofrada de mortero como cubierta.
En el interior del recinto destaca la presencia de un aljibe abovedado, en concreto en el patio de armas, mientras que al exterior el castillo en sí mismo se refuerza con una línea de muralla, realizada en mampostería con piedras más o menos regulares y unidas con mortero.
Esta fortificación se encuentra inserta dentro de un yacimiento conocido con el mismo nombre, cuyo origen se remonta a época calcolítica, desarrollándose hasta época medieval, con algunos hiatos.
Sus muros de mampostería, realizados con piedras labradas dispuestas en hileras fundamentalmente a tizón. Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.