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castillos peninsulares

alcalá del júcar


El nombre de Alcalá procede del vocablo árabe "al-qal'a" cuya traducción es castillo o fortaleza. La población de Alcalá del Júcar ha tenido diversos nombres a lo largo de la historia, así se ha llamado Alcalá del Río (1364), Alcalá del Río Jorquera (1393) y el definitivo Alcalá del Júcar en 1848.

En 1211 el rey de Castilla Alfonso VIII en una operación relampago conquista los castillos de Garaden, Jorquera y Alcalá pero los pierde inmeditamente, no siendo hasta dos años después en 1213 cuando tome definitivamente para las armas cristianas el castillo y el lugar de Alcalá una vez la frontera se haya estabilizado tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

Alcalá era en aquella época una aldea dependiente de la cercana población de Jorquera, pero será en 1364 cuando obtiene la condición de villa, con su pertenencia al señorío de Villena. En el siglo XV Alcalá del Júcar que forma parte del señorío de Villena, pasará a dominio del nuevo marquesado de Villena y será Juan Pacheco (1419-1474) primer marqués de Villena cuando a mediados del siglo XV reforme el castillo y le dote con su actual configuración.

Durante las guerras carlistas se acometen una serie de obras por parte del Ejercito para acondicionar los restos del antiguo castillo medieval al uso de armas de fuego, se rebaja el adarve que accedía a la torre y se construye un cinturón defensivo de tierra prensada con fusileras del que aún queda algún tramo medianamente conservado.

Se pueden diferenciar 2 elementos constructivos militares (el recinto de la puebla y el castillo).

El primero de ellos es similar a un rectángulo, en el que los paños de la muralla, modificados en las guerras carlistas para tiro de fusilería, vanos fusileros que aún podemos observar en precarias condiciones de conservación, que parten de la puerta de la villa al sudeste y que entroncan por el lado opuesto, noroeste, con los paños de la fortaleza. En el interior de la meseta, arrasado en su conjunto, se pueden observar los cimientos de la antigua iglesia.

El segundo de ellos, se trata del castillo de pequeñas dimensiones (con una superficie total de unos 4.000 m2) que se adapta al peñón sobre el que se alza, construido con anchos muros, a base de tapial y mampostería con refuerzos de sillares en las partes nobles de la fortaleza (vanos, esquinas, puertas, etc.), con una estructura simple y planta irregular.

El castillo está formado por una torre de planta pentagonal con 2 pequeñas torrecillas circulares en dos de los ángulos de este pentágono. Frente a estas torrecillas una extensión de terreno que forma el Albacar y un foso artificial excavado en la roca.

La entrada al castillo se realiza previo paso mediante una pasarela de reciente construcción (que en tiempos remotos sería una pasarela y después puente levadizo, como atestiguan los dos mechinales por los cuales pasarían las cadenas que izarían el puente, así como las ménsulas de apoyo), que salva el foso que rodea el castillo, superando el foso, encontramos la puerta abierta en el muro (formada por un arco de descarga rebajado). Una segunda puerta permite el paso al interior de la fortaleza, esta segunda puerta a la que se accede por una escalera tiene su origen en el entramado urbano del pueblo.

La torre del homenaje (según un documento de 1638 la torre ya estaba hundida en esa fecha), es de planta pentagonal, con la particularidad de tener dos borjes contrafuertes en la zona sur, la que daría a la población y por lo tanto la más vulnerable a un ataque de tropas, está formada por tres plantas interiores y terraza almenada, en la baja aún se puede observar la almagra del aljibe y en las dos superiores, a las que se accede por medio de escaleras de caracol, estarían a su vez divididas en dos como atestiguan los mechinales de los forjados (en época musulmana esta torre era de inferior altura).

La puerta de acceso se encuentra en alto y para entrar se ha construido un paso elevado volado en piedra formado un semi arco de medio punto. Protegiendo el acceso a la torre, un matacán también volado en lo alto de la torre. La iluminación de las salas se resuelve a través de grandes ventanas abiertas en los muros, dejando los vanos aspillerados para los huecos por donde corre la escalera de comunicación y la planta baja.

El interior de la torre se encuentra profundamente restaurado y sus estancias se utilizan como salas de exposiciones temporales y para actos culturales.

La sala de la primera planta se cubre con una dóvela de cañón realizada en ladrillo.

La comunicación entre las salas se realiza mediante una escalera de caracol abierta en el muro.

Persiste en la memoria popular la leyenda del moro Garadén que vivió un amor, tan intenso como trágico, con la hermosa Zulema, aunque de dicha leyenda existen 2 versiones.

En la primera, la princesa es raptada por el moro Garadén, para que se convierta en musulmana y se casase con él, pero Zulema, fiel a su fe, prefiere arrojarse al vacío desde lo alto de la torre.

En la segunda, la princesa Zulema es mora y está enamorada de un caballero cristiano. Ambos huyen de la ira de su padre (el moro Garadén) y se establecen en el actual emplazamiento de la cercana aldea llamada Zulema.

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Mariano García marianogarcia.besaba.com and Mariano García.