torredonjimeno
El nombre de la población parece proceder de don Ximeno de Raya conquistador de la localidad en el siglo XIII. El castillo se encuentra situado en el actual casco urbano, frente a la iglesia de San Pedro y fue construido por los cristianos en la segunda mitad del siglo XIII, sobre una antigua fortaleza árabe. Se asienta en el lugar que ocupaba un caserío que, entre los siglos VIII y X, conformaba la alquería árabe que criaba ganadería y cultivaba las ricas tierras regadas por el río Salado.
Entre los siglos XI y las primeras décadas del siglo XIII, los árabes levantaron un castillo con la intención de proteger a los campesinos y ganaderos de ésta y otras alquerías del entorno de los conflictos internos árabes y del avance de las huestes cristianas, así como para controlar la ruta entre Yayyan (Jaén) y Tuss (Martos).
Tras el pacto de Las Navas de Tolosa en que al-Bayyasi, cedió a Fernando III Martos, y a partir de que, en 1228, Martos se convirtió en cabeza del maestrazgo de Calatrava, Torredonjimeno quedó integrado en el territorio de la Orden y el antiguo castillo árabe experimentó una profunda transformación. Así, en el segundo tercio del siglo XIII, la planta de la fortaleza adquirió forma rectangular; en las esquinas se colocaron torreones circulares de mampostería regular; y el acceso se dispuso a través de una barbacana.
Las razzias llevadas a cabo contra Jaén por el rey nazarí Muhammad V, en 1368, hizo que se reforzaran aún más las defensas de Torredonjimeno. Para acometer esta empresa se levantó un recinto murado exterior que protegiera a la población y se mejoró la seguridad del castillo dotándolo de un callejón interior y construyendo, en el lado este, el más débil defensivamente, un foso, que recibía agua del Salado por una mina subterránea así como un muro colocado en forma de talud.
En 1526, Carlos V autorizó que se demoliesen las murallas de Torredonjimeno y que sus piedras se emplearan en la construcción de la iglesia renacentista de la Inmaculada Concepción de Santa María.
Al desaparecer su función militar, la familia Guzmán rehabilitó el castillo como residencia señorial, dotándolo de dos patios y decorándolo con motivos mudéjares vegetales, geométricos y heráldicos. Las torres fueron abandonadas y, empezaron a deteriorarse. En el siglo XVIII, el duque de Abrantes mandó despiezar piedras de sus torres, almenas y muros para construir dos molinos de aceite y nuevas dependencias para su palacio.
En el último tercio del siglo XX, sus propietarios lo cedieron al municipio y la Escuela Taller asumió su rehabilitación como centro cultural.
Alberga, hoy día, el centro de interpretación del tesoro visigodo que fue hallado en los alrededores del municipio de forma fortuita a principios del siglo XX. Considerado el segundo legado visigodo más importante de la Península después del encontrado en Guarrazar (Toledo), sus piezas originales se encuentran hoy repartidas por varios museos españoles.
Todo el castillo de Torredonjimeno está construido de mampostería bastante irregular.
Solamente se conservan dos torreones, uno de planta circular y otro cuadrado, abiertos en su base en vanos rebajados, y tres lienzos de muralla, todo ello a base de mampostería con relleno de tierra y piedra.
El torreón noroeste actúa meramente a modo de contrafuerte, ya que sólo contiene el espacio necesario para una escalera de acceso al adarve. Hacia el interior, presenta lo que queda del antiguo patio de armas con antiguas estructuras de muro.
En el plano de sus restos actuales parecen distinguirse dos recintos rectangulares y concéntricos en los que la muralla del recinto exterior actúa como antemuro de la interior. Además, existía un foso natural del arroyo Salado, que llevaba sus aguas a través de una mina pasadizo subterránea.
En el interior del recinto podemos contemplar parte de la casa palacio del siglo XVI en la que destacan varias de sus dependencias techadas con alfarjes policromos de estilo mudéjar.
En su Torre del Homenaje cuenta la tradición que el comendador de la Orden de Calatrava escribió el primer libro del que se tiene constancia sobre el arte del toreo. De este libro, impreso en el siglo XVI, tan sólo se conoce un ejemplar conservado en la Biblioteca de Salamanca.